Testimonios
En sta página encontrarás algunos testimonios de las muchas personas con las que he podido trabajar
Primero hay testimonios por escrito y más abajo en vídeo
Testimonios escritos
LA CULPA QUE NO ERA MÍA
P.d. la Dermatitis es producto de la falta de confianza en mi misma, fue ocasionando muchas situaciones negativas después de la muerte de P., hasta que afectaron no solo mi negocio, mi familia e incluso la cuestión laboral. Por eso cada vez que vienen a mi mente esos pensamientos, o emociones las suelto con la primera posición y la segunda... eso me ayuda , es como soltar la carga ... la basura del pasado de nada sirve.. Mi piel está mucho mejor y hasta me estoy aplicando con mi rostro a cuidarlo , todo incluso se me ha dado... Gracias Dr. Toni!!!
M.A. desde entonces ha mejorado mucho tanto física como psíquicamente, ya que a través del trabajo psicocorporal propuesto, la memoria corporal empezó a emerger desde su represión más profunda y pudo encontrar las respuestas que necesitaba para entenderse y reinterpretarse . Hasta ahora nunca había intentado evitar el juego de compensaciones físicas que conformaban a través de su carácter psicológico, un psicocuerpo de culpabilidad.
LAS MUJERES DE MI FAMILIA
En los primeros talleres, en los primeros ejercicios de estiramientos de la cadena posterior aparece angustia, confusión, dolores, tensiones o contracciones debido a las compensaciones que aparecen en varias partes de su cuerpo. Pero ella se sorprende de los cambios que siente cuando después de cada ejercicio se le invita a "habitar el cuerpo". Con el tiempo se entrega cada vez más al trabajo, y pierde la vergüenza en utilizar la voz para liberar la tensión. En las descargas emocionales se manifiesta con vehemencia asombrándose ella misma de su expresividad.
Pero lo interesante es que, tal y como va pasando el tiempo, además de sentirse mucho más ligera y descargada, siente que su autoestima aumenta. En algunos talleres deja salir el llanto después de abrir determinados espacios y un día comparte con el grupo por primera vez que se acaba de dar cuenta de cómo todo su cuerpo se estructura sobre la base de su patrón de feminidad y el peso que las mujeres y las figuras femeninas de su familia tienen en ella. Fue desde entonces cuando B. sucesivamente pudo entender desde otro sitio que no es la razón, el por qué de su asimetría cenestésica y comprendió que relajar su espalda, cuello y cara, a la vez que darse cuenta de cuál debía ser su lugar en el sistema familiar, la hacía tomar conciencia de cuáles deberían ser sus límites e intereses para reconciliarse con su feminidad, hasta entonces eclipsada y condicionada con ciertos introyectos emocionales de origen sistémico y cultural.
CUANDO NO PUEDO LLORAR
F. es una mujer joven que no llega a los cuarenta años. De personalidad social, divertida y activa. Presenta una peculiaridad que le incomoda, y es que cada vez que ve llorar a una mujer, no puede soportarlo. La lectura corporal denota las características psicocorporales típicas de una persona de su caracteriología psicológica. aunque destaca su posturación asimétrica en estado normal. Tras explorar su biografía consciente y sus resultados con otras técnicas terapéuticas, ella no encuentra explicación ni sanación a su "fenómeno". Pero un buen día, en un trabajo de respiración activada, tiene una experiencia que le llevará a la comprensión y resolución. Durante el transcurso de la sesión revivió el sentirse dentro del útero de la madre cuando estaba embarazada de ella, pero sintiendo tristeza, ganas de llorar que no vivía como propias. Al finalizar la sesión, compartió con el grupo la experiencia a pesar de no saber exactamente lo que implicaba. Este tipo de experiencias suelen aparecer con cierta frecuencia en los trabajos de respiración. Unos días después de la vivencia, fue a casa de su madre y le preguntó si cuando estuvo embarazada de ella pasó algo que la disgustó mucho, y la madre, ya casi sin recordarlo le contestó a que sí, ciertamente, durante el embarazo murió una persona querida y tuvo mucho disgusto y lloró durante unos días. Su madre, sorprendida, le preguntó cómo sabía de esto y a qué venía. F. de una forma intuitiva y sin razonarlo, sintió que lo que explicaba su madre de algún modo tenía que ver con su experiencia en la respiración aunque, de momento, no sabía cómo. Hasta que un día, tuvo que presenciar a una mujer llorando y sin darse cuenta, ella la asistió. Sorprendida de su acción descubriéndose ayudando a la mujer en vez de salir corriendo, descubrió entonces el sentido de la vivencia en la respiración y lo que le contó la madre y que por fin pudo resolver su "fenómeno" . Poco después se dio cuenta también de que a nivel psicocorporal, ese miedo al ver el llanto, le tenía la zona del pecho oprimido porque ella no podía verse llorar y que mucho de su carácter psicológico se había conformado en torno a la evasión al dolor, la depresión o la tristeza. Ahora se sentía más liberada y por tanto más segura y responsable frente a las adversidades de la vida y su postura era más fácil de llevar a su eje y la respiración diferente.
EL MIEDO A RECORDAR EL DOLOR
EL SACRO ERA EN REALIDAD LA VÍCTIMA
S. es un hombre de 56 años, médico y terapeuta gestáltico que además practica la antigimnasia. Tiene la ocasión de acudir a unos talleres de TPE más por casualidad que por necesidad. Sin embargo, ya en el primer taller descubre que lo que él había creído siempre que era un problema local focalizado en su sacro y pese a sus conocimientos médicos y terapéuticos, es en realidad la consecuencia de un patrón postural determinado principalmente por su carácter psicológico y personalidad. A lo largo del desarrollo de un primer taller de 4 horas de duración, y siguiendo mis indicaciones, va más allá de lo que hasta ahora la antigimnasia le había aportado y, después de algunos ejercicios, logra realizar determinados movimientos y experimentar sensaciones que ya había olvidado desde hace muchos años al inhibir su zona pélvica y sacroiliaca.
Como médico, había focalizado su atención en la sintomatología y en una visión traumatológica que a través de su carateriología y personalidad exigente y perfectófila, fijó una creencia, una forma corporal y una actitud que durante mucho tiempo le causó problemas incluso todo relacionales, aparte de dolores en su sacro rectificado. Al terminar el taller y compartir con el grupo su experiencia, pidió opinión sobre las nuevas sensaciones vividas. Mi devolución para ilustrarlo y que entendiera desde la intelectualidad qué podía estar pasando fue la siguiente: a tu postura física le corresponde tu postura emocional... la tensión de tus tendones es directamente proporcional a la tensión de tus razones... Como era un hombre que ya había realizado trabajo personal y terapia emocional, enseguida entendió que la sobrecarga de su sacro por su postura posteriorizada era la manifestación de su núcleo emocional neurótico. Núcleo que ya tenía trabajado y elaborado desde la terapia verbal emocional, pero que nunca había trabajado desde la memoria corporal y la postura.
Así pues, todo esto despertó su entusiasmo en seguir incluso con sesiones individuales donde pudimos trabajar la posturación de las piernas para llevarlas al eje, la liberación a nivel pélvico y de caderas y lo que en nivel conductual y biográfico tenia de relación con sus dolencias. Ahora, ya sabe cómo es el origen de su punto débil y sabe qué implicaciones tiene. Sabe también qué ejercicios puede realizar para descomprimir y aliviar y se siente más conectado con los aspectos más positivos de su personalidad.
DESPERTANDO
I. es un hombre de mediana edad que inicia el trabajo con TPE en talleres grupales. Quiere probar no sabe muy bien por qué. Inicia el trabajo y pronto se abre y deja salir su llanto, emociones, sentimientos y la ve en sus descargas emocionales. Su curiosidad se convierte en entendimiento de que su intuición le llevó a un buen sitio y que sin saber cómo, poco a poco, se siente más abierto, más decidido, más expresivo y más contento consigo mismo. Con el tiempo y después de talleres con respiración activada e integración psicocorporal, da pasos de gigante en la toma de conciencia y se ve cómo era y estaba y cómo es y está ahora. Comparte con el grupo que nunca hubiera imaginado el alcance de este tipo de trabajo y que el simple hecho de liberar poco a poco tensiones acumuladas condicionantes del estado corporal, postural y actitudinal, así como de la conexión emocional con el entorno, podría haberlo transformado en un hombre sensible. En ese sentido I. apunta a que ahora siente que todo lo que había leído o visto en otras personas sobre la sensibilidad y la espiritualidad, la energía y la emocionalidad, no es ya un anhelo, sino una realidad.
Testimonios visuales
La historia de DOMINIQUE
Éste es un caso muy particular. He tenido el gusto y el honor de trabajar con una persona valiente que ha hecho y está haciendo un proceso terapéutico de primer orden. Su testimonio es un ejemplo de cómo con valentía, constancia y entrega, pese a la edad, llegan los cambios. En el segundo vídeo habla el Dr. Navarro, traumatólogo, quien realiza un seguimiento a Dominique. A pesar del lenguaje y el talante médico, el propio médico constata los cambios que se van manifestando.
El amigo y colaborador el fisioterapeuta Aleix Solsona explica algún testimonio con el que hemos trabajado